jueves, 30 de septiembre de 2021

Comentario de cine: "Los juncos salvajes” (1994)

 

“Los juncos salvajes “(título original Les Roseaux sauvages) es una película francesa dirigida por André Téchiné estrenada en 1994. La película retrata el despertar a la sexualidad, a los afectos y al compromiso social por parte de unos adolescentes, y su entrada en el mundo adulto. También se destaca por el tratamiento de la toma de conciencia de su homosexualidad en la figura del protagonista, interpretado por Gaël Morel.

Afiche.


La historia está ambientada en la Provenza, en los años 60, con la guerra de independencia de Argelia de fondo. Cuatro estudiantes de un internado, François (Gaël Morel), Serge (Stéphane Rideau), Maite (Elodie Bouchez) y Henri (Frédéric Gorny) van descubriendo sentimientos y a su vez se dan cuenta de que su entorno cambia muy rápidamente a través de las guerras, las bodas y las muertes de sus seres queridos. Para estos jóvenes de Los juncos salvajes el vivir era apenas algo por descubrir, unas sensaciones tratando de florecer, un enigma que por momentos parecía superarlos, pero contaban con su juventud, que los hacía fuertes y flexibles, como aquellos juncos de la fábula de La Fontaine, doblados sin romperse antes los vientos que pretendían arrasarlos, bien diferentes al roble.



Tenemos a Maïté, personaje sobre el cual gravita gran parte de la historia, los muchachos se sienten atraídos hacia ella cada uno por motivos distintos, pero desembocando en un deseo común. Dos de ellos son compañeros de clase en el internado: François, un joven introvertido y con dudas sobre su sexualidad gay, y Serge, un deportista de origen campesino y de padres italianos, quien acabará perdiendo a su hermano, militar destinado a su pesar en Argelia; el primero domina la literatura, el segundo las matemáticas, y se apoyan.



A ellos se suma Henri, un pied noir (francés nacido en Argelia) obligado a dejar su tierra por la violenta guerra civil independentista que se llevaba a cabo en esos momentos y que ya ha matado a su padre, presumiblemente a manos de un ataque terrorista del FLN, un chico extraño que se pasa el tiempo libre escuchando las noticias de radio del otro lado del Mediterráneo.



François es un personaje que es sensible y pasional, con necesidad de afecto. A través de él podemos hasta sentir la amargura y el dolor de lo que en principio parece un juego de adolescentes que se convertirá en algo platónico cuando se enamora de Serge.



François lleva con profundo dolor y confusión lo que siente por Serge. Su novia inocentemente deja que se aclare con sus sentimientos porque cree que es algo pasajero típico de esa edad. François incluso acude a un viejo modisto del pueblo abiertamente homosexual a pedirle consejo.



François le pregunta: “Usted tiene experiencia. Solo usted puede ayudarme. A mi edad, ¿esto le pasaba? Cuándo le gustaba un muchacho, ¿qué hacía?”. Y Maïté le confiesa a Serge: “Adivina qué me gustaría. Te vas a reír…Ser 10 años mayor. Odio ser joven. Es una enorme carga. Quiero cerrar los ojos y despertarme mucho más tarde, con una vida propia… una vida que escogería yo, sin mi madre o François. Y, sin embargo, les quiero a los dos”.



Téchiné logra con sencillez dar vida propia a estos adolescentes, caracterizándolos con precisión en su contradicción, muy propia de la edad en que navegan y les mueve el viento, como juncos: la ambigüedad sexual entre François y Serge (“Odio mostrar mi piel. Me gustaría ser invisible”, dice el primero al segundo); la breve decepción de Maïté ante la confesión de François de su apetencia sexual (“Te amo porque nunca serás mi enemigo. No importa lo que hagas”, le dice ella), pero que sin embargo él no se perdona (“Soy un marica, soy un marica,…” se repite frente al espejo); la atracción física ambigua de Henri y Maïté, que son mostradas con el ánimo de experimentación, de tanteo, de ver qué pasa, tan propio de la adolescencia.



El ambiente bélico del film enfatiza todo lo que los personajes viven, una verdadera guerra interna con ellos mismos. La escena del paseo en la moto, es una de las más destacables del film. En ese paseo nos damos cuenta de la auténtica relación entre François y Serge. Al ir sentado detrás, François sabe que Serge no lo puede ver y la expresión que tiene François es algo entre absoluta felicidad y a la vez amargura ya que va agarrado a Serge desea que nunca termine ese paseo. Sin embargo, para Serge es un simple paseo en moto con alguien porque sabe que él es un junco firme que no necesita donde apoyarse.



Una película altamente recomendada. En el fondo no trata sobre la homosexualidad solamente, sino que nos describe lo difícil o lo fácil que puede ser para algunos el despertar de la sexualidad también para heterosexuales. Fue ganadora de varios premios:

             Premio del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York a mejor película en lengua extranjera.

             Premio Louis-Delluc en 1994.

             Premios César 1995:

o             César a la mejor película

o             César al mejor director

o             César al mejor guion original o adaptación

             Premio a la Mejor Película Extranjera en los Los Ángeles Film Critics Association Awards.

 

FUENTES:

https://es.wikipedia.org/wiki/Los_juncos_salvajes

http://www.pediatriabasadaenpruebas.com/2018/06/cine-y-pediatria-442-los-juncos.html

http://ovejarosa.com/cine-lgbt-los-juncos-salvajes/

Comentario cortesía de Matías Silva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Matthew Shepard: 26 años de un crimen de odio. Prof. Juan Martín Sánchez

  “(…) el odio existe, todos nos hemos encontrado con él. Tanto a escala microscópica de los individuos como en el corazón de las colectivid...