“Tomboy” es una película LGBTIQ+ francesa del año 2011
escrita y dirigida por Céline Sciamma.
Protagonizada por Zoé Héran, Jeanne Disson, Malonn Lévana, Sophie Cattani y
Mathieu Demy.
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Afiche del filme. |
Laure (Zoé Héran) tiene 10 años.
Después de una mudanza llega a un nuevo barrio donde, debido a su aspecto y al
corte de pelo que lleva, en un primer momento es confundida por un niño. El
verano se convertirá en un gran parque infantil donde Laure se convierte en
Michael, un niño como cualquier otro. Todos los niños lo acogen como a un
muchacho más e incluso una niña del grupo, Lisa, se enamora de él. Laure se
aprovecha de su nueva identidad para divertirse con su nueva vida, pero el
final del verano y la vuelta a la escuela revelarán su secreto.
La protagonista principal de la
película es una niña por su biología, -Laure-, pero en ese momento de su vida,
-alrededor de los 9 años- actúa como un niño tanto en su estética, corte de
pelo, vestimenta, actitudes comportamentales, como en sus gustos que la
orientan a tratar de ser como las normas culturales le indican que corresponde
al género masculino. Ella prefiere llamarse Michael, nombre con el que se
adscribe una identidad masculina en la que ella se siente reconocida. En esto
sí podemos ver la marca de la cultura porque es ella la que nos orienta de qué
lado se colocan los signos que identifican a cada género, lo que nos permite
hacer una distinción superficial y rápida del lado donde en apariencia se coloca
cada sujeto.
Laure en su biología, -Michael, en su
sentimiento psíquico de pertenencia a un género- tiene una hermana menor, que
es el prototipo de la feminidad más clásica. Es delicada, le encanta bailar con
un tutú, en sus juegos hace tallarines con una maquinita, de una expresividad
gestual encantadora, con un manejo de la seducción que adjudicamos al estilo
femenino. Se lleva estupendamente con su hermana y hay entre ellas una
complicidad muy amorosa. Laure/Michael en cambio, es retraída, tímida, bloqueada
en la expresión de sus sentimientos, posiblemente porque se siente atípica en
la asunción del género que por biología se espera que ella asuma. Ella es
diferente, porque le gusta actuar y parecer un chico hasta el punto que cuando
se encuentra con un grupo nuevo de niños en el nuevo barrio donde su familia se
muda, lleva a construirse con plastilina un simulacro de pene para que se note
un bulto más o menos adecuado a la edad y engañar de esa manera más fácilmente
al grupo de amigos acerca su identidad.
Hay circunstancias que la obligan a
ello, como por ejemplo, no poder mostrarse haciendo pis con los otros, no poder
mostrarse en bañador, la preocupación por sus pechos que aún no han crecido y
se siente insegura, teme que la puedan traicionar si muestra su torso desnudo.
Observándose en el espejo se los golpea como si con ese gesto pudiera detener
su crecimiento. Hay un momento gracioso cuando ella está jugando al fútbol con
los amigos, escupe en el suelo, gesto que estamos habituados a ver en los jugadores
profesionales, y que en el caso de Laure es un gesto que la reafirma en su
identidad masculina.
La pregunta que se impone es por el
papel que juega la familia en esa elección inconsciente de goce que adscribe a
las dos hermanas en géneros diferentes. La película comienza con una escena
donde el padre está conduciendo con su hija Laure en brazos. El espectador cree
que se trata de un hijo varón y el padre tiene un trato con ella que coincide
con la complicidad que tiene un padre con un hijo varón. Otra escena, donde
están las dos hermanas en la habitación jugando, -todavía el espectador cree
que se trata de un niño y una niña-, el padre entra en la habitación y se
dirige a coger en brazos a su hija menor de una manera que denota cierta
preferencia amorosa por ella y casi no presta atención a Laure/Michael quien se
dirige rápidamente al cuarto donde está su madre embarazada, la abraza y la
imagen de ese encuentro amoroso habla de la fascinación que la madre siente por
Laure, quien parece una anticipación futura del niño que ella espera tener.
Hay una escena en la bañera de las dos
hermanas lavándose mutuamente la cabeza que es de una ternura arrebatadora.
Hasta allí pensamos que se trata de una chica y un chico pero cuando Laure se
pone de pié descubrimos que es una niña. Esa escena nos introduce en la
complejidad identitaria que se desarrollará en la trama argumental posterior.
La madre espera un hijo varón, ya lo esperaba cuando nació Laure. Ese deseo de
hijo varón de la madre posiblemente no haya sido indiferente a la elección de
género de su hija que insiste en llamarse Michael.
Una película conmovedora, bella,
inteligente en el planteamiento de las dudas, las certidumbres y las posibles
certezas entorno a la identidad de género y su correspondencia o no con la
identidad sexual. Película con un final abierto que no se resuelve con una
respuesta clara. Pero que deja en la boca un sabor dulce porque cuando se
revela la identidad biológica de Laure a quien la madre obliga de una manera
cruel a desvelarla frente a los amigos, Liza, al principio se siente ofendida y
decepcionada, pero al final, prima el afecto que ella siente por Laure y le
pregunta tímidamente como se llama, a lo que ella responde con su nombre real.
¿Significa eso que acepta que es una niña, significa que se siente agradecida
por la comprensión de su amiga que la acepta de todos modos? No lo sabemos.
Para saber la verdad en cuestiones de identidad sólo vale la palabra del sujeto
implicado en su goce, que es propio de cada uno y de cada una. Sólo nos cabe
respetar esa elección.
PREMIOS:
• Premio
Teddy Bear 2011 en el Festival de Cine de Berlín
• Premio
Golden Duke 2011 del Festival Internacional de Cine de Odessa
• Premio
mejor película en el festival QFest de Cine Gay y Lésbico de Filadelfia.
• Premio
del jurado para Zoé Héran a la Mejor interpretación infantil en 2011 del
Festival de Cine NewFest.
FUENTE: Claudia Truzzoli. Cuestiones
de género: de la igualdad y la diferencia. Nº 11, 2016 – e-ISSN:
2444-0221 - pp. 591-595.
Comentario cortesía de Matías Silva.
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