viernes, 30 de julio de 2021

Lecturas: "Noche y Niebla" Alessio Puleo.

 

La novela romántica "Noche y Niebla" fue escrita por Puleo, un escritor italiano y fue publicada por Group Edition World. Es un libro lleno de sensibilidad y amor, que nos pone en la piel de aquel que sufre a través de la historia. En este libro, Alessio Puleo vuelve a conquistarnos con la historia de los grandes olvidados del régimen nazi, se desconoce cuántos han sido condenados e internados en los campos de concentración, debido a la destrucción de una parte de los archivos.

Portada del libro.


El libro nos lleva por una historia de amor homosexual ambientada durante el nazismo cuando, desaforadamente, muchos homosexuales fueron internados en los campos de concentración sin una salida, solo les quedaba esperar a morir, siendo culpados de amar.

 Descripción del libro (Editorial Intermedio):“Pocos lo saben, pero durante la Segunda Guerra Mundial, además de la persecución al pueblo judío, los nazis también condenaron a los miembros de la comunidad LGBTI, pues eran considerados un peligro para la raza aria. Alessio Puleo, el escritor italiano que se ha caracterizado por darle voz aquellos personajes o causas que muchas veces son por la sociedad, nos vuelve a sorprender con esta apasionante historia de amor., ambientada en la Alemania de los años treinta, entre un panadero judío y un joven alemán, dos hombres que, pese a estar en bandos opuestos, estarán más unidos que nunca por cometer el mismo pecado: el de amar con todas las fuerzas de su corazón”.



Alessio Puleo

Es un escritor y actor italiano nacido en Carini, el 17 de junio de 1981. Se graduó como agrimensor en 1998. En  2001 decidió hacer el servicio militar en la Armada de Policía, y se unió al XII Batallón de Policías de Sicilia. En 2002 crea “Actores  por azar”, una organización sin fines de lucro destinada a la realización de obras teatrales.  En 2007 se publica su primer libro, “La madre del policía”, que impulsa su carrera como escritor. Gana fama en 2012, por el del best seller mundial “Mi corazón te pertenece", que fue editado en español con el título “Escucharás mi corazón”.  Otras de sus obras son: “El día que te dije adiós”, “Los infinitos latidos del corazón” y “Noche y Niebla”.

 

Datos sobre el autor en http://www.alessiopuleo.it/biografia.php?lang=SPA

Comentario de cine: "Tomboy” (2011)

 

“Tomboy” es una película LGBTIQ+ francesa del año 2011 escrita y dirigida por  Céline Sciamma. Protagonizada por Zoé Héran, Jeanne Disson, Malonn Lévana, Sophie Cattani y Mathieu Demy.

Afiche del filme.


Laure (Zoé Héran) tiene 10 años. Después de una mudanza llega a un nuevo barrio donde, debido a su aspecto y al corte de pelo que lleva, en un primer momento es confundida por un niño. El verano se convertirá en un gran parque infantil donde Laure se convierte en Michael, un niño como cualquier otro. Todos los niños lo acogen como a un muchacho más e incluso una niña del grupo, Lisa, se enamora de él. Laure se aprovecha de su nueva identidad para divertirse con su nueva vida, pero el final del verano y la vuelta a la escuela revelarán su secreto.



La protagonista principal de la película es una niña por su biología, -Laure-, pero en ese momento de su vida, -alrededor de los 9 años- actúa como un niño tanto en su estética, corte de pelo, vestimenta, actitudes comportamentales, como en sus gustos que la orientan a tratar de ser como las normas culturales le indican que corresponde al género masculino. Ella prefiere llamarse Michael, nombre con el que se adscribe una identidad masculina en la que ella se siente reconocida. En esto sí podemos ver la marca de la cultura porque es ella la que nos orienta de qué lado se colocan los signos que identifican a cada género, lo que nos permite hacer una distinción superficial y rápida del lado donde en apariencia se coloca cada sujeto.



Laure en su biología, -Michael, en su sentimiento psíquico de pertenencia a un género- tiene una hermana menor, que es el prototipo de la feminidad más clásica. Es delicada, le encanta bailar con un tutú, en sus juegos hace tallarines con una maquinita, de una expresividad gestual encantadora, con un manejo de la seducción que adjudicamos al estilo femenino. Se lleva estupendamente con su hermana y hay entre ellas una complicidad muy amorosa. Laure/Michael en cambio, es retraída, tímida, bloqueada en la expresión de sus sentimientos, posiblemente porque se siente atípica en la asunción del género que por biología se espera que ella asuma. Ella es diferente, porque le gusta actuar y parecer un chico hasta el punto que cuando se encuentra con un grupo nuevo de niños en el nuevo barrio donde su familia se muda, lleva a construirse con plastilina un simulacro de pene para que se note un bulto más o menos adecuado a la edad y engañar de esa manera más fácilmente al grupo de amigos acerca su identidad.

 


Hay circunstancias que la obligan a ello, como por ejemplo, no poder mostrarse haciendo pis con los otros, no poder mostrarse en bañador, la preocupación por sus pechos que aún no han crecido y se siente insegura, teme que la puedan traicionar si muestra su torso desnudo. Observándose en el espejo se los golpea como si con ese gesto pudiera detener su crecimiento. Hay un momento gracioso cuando ella está jugando al fútbol con los amigos, escupe en el suelo, gesto que estamos habituados a ver en los jugadores profesionales, y que en el caso de Laure es un gesto que la reafirma en su identidad masculina.



La pregunta que se impone es por el papel que juega la familia en esa elección inconsciente de goce que adscribe a las dos hermanas en géneros diferentes. La película comienza con una escena donde el padre está conduciendo con su hija Laure en brazos. El espectador cree que se trata de un hijo varón y el padre tiene un trato con ella que coincide con la complicidad que tiene un padre con un hijo varón. Otra escena, donde están las dos hermanas en la habitación jugando, -todavía el espectador cree que se trata de un niño y una niña-, el padre entra en la habitación y se dirige a coger en brazos a su hija menor de una manera que denota cierta preferencia amorosa por ella y casi no presta atención a Laure/Michael quien se dirige rápidamente al cuarto donde está su madre embarazada, la abraza y la imagen de ese encuentro amoroso habla de la fascinación que la madre siente por Laure, quien parece una anticipación futura del niño que ella espera tener.



Hay una escena en la bañera de las dos hermanas lavándose mutuamente la cabeza que es de una ternura arrebatadora. Hasta allí pensamos que se trata de una chica y un chico pero cuando Laure se pone de pié descubrimos que es una niña. Esa escena nos introduce en la complejidad identitaria que se desarrollará en la trama argumental posterior. La madre espera un hijo varón, ya lo esperaba cuando nació Laure. Ese deseo de hijo varón de la madre posiblemente no haya sido indiferente a la elección de género de su hija que insiste en llamarse Michael.



Una película conmovedora, bella, inteligente en el planteamiento de las dudas, las certidumbres y las posibles certezas entorno a la identidad de género y su correspondencia o no con la identidad sexual. Película con un final abierto que no se resuelve con una respuesta clara. Pero que deja en la boca un sabor dulce porque cuando se revela la identidad biológica de Laure a quien la madre obliga de una manera cruel a desvelarla frente a los amigos, Liza, al principio se siente ofendida y decepcionada, pero al final, prima el afecto que ella siente por Laure y le pregunta tímidamente como se llama, a lo que ella responde con su nombre real. ¿Significa eso que acepta que es una niña, significa que se siente agradecida por la comprensión de su amiga que la acepta de todos modos? No lo sabemos. Para saber la verdad en cuestiones de identidad sólo vale la palabra del sujeto implicado en su goce, que es propio de cada uno y de cada una. Sólo nos cabe respetar esa elección.

PREMIOS:

          Premio Teddy Bear 2011 en el Festival de Cine de Berlín

          Premio Golden Duke 2011 del Festival Internacional de Cine de Odessa

          Premio mejor película en el festival QFest de Cine Gay y Lésbico de Filadelfia.

          Premio del jurado para Zoé Héran a la Mejor interpretación infantil en 2011 del Festival de Cine NewFest.

 

FUENTE: Claudia Truzzoli. Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia. Nº 11, 2016 – e-ISSN: 2444-0221 - pp. 591-595.

Comentario cortesía de Matías Silva.

domingo, 25 de julio de 2021

Radiografía del odio: un alegato en defensa de la tolerancia- Carolin Emcke(*)

 

El odio solo se combate rechazando su invitación al contagio. Es necesario activar lo que escapa a quienes odian: la observación atenta, la diferenciación constante y el cuestionamiento de uno mismo. En el libro ‘Contra el odio: un alegato en defensa de la pluralidad de pensamiento, la tolerancia y la libertad’ (Taurus), la escritora alemana Caroline Emcke reflexiona acerca del fanatismo, el racismo y la creciente desconfianza –por no decir hostilidad– hacia la democracia.

Carolin Emcke.



 

El odio es siempre difuso. Con exactitud no se odia bien. La precisión traería consigo la sutileza, la mirada o la escucha atentas; la precisión traería consigo esa diferenciación que reconoce a cada persona como un ser humano con todas sus características e inclinaciones diversas y contradictorias. Sin embargo, una vez limados los bordes y convertidos los individuos, como tales, en algo irreconocible, solo quedan unos colectivos desdibujados como receptores del odio, y entonces se difama, se desprecia, se grita y se alborota a discreción: contra los judíos, las mujeres, los infieles, los negros, las lesbianas, los refugiados, los musulmanes, pero también contra los Estados Unidos, los políticos, los países occidentales, los policías, los medios de comunicación, los intelectuales. El odio se fabrica su propio objeto. Y lo hace a medida.

El odio se mueve hacia arriba o hacia abajo, su perspectiva es siempre vertical y se dirige contra «los de allí arriba» o «los de allí abajo»; siempre es la categoría de lo «otro» la que oprime o amenaza lo «propio»; lo «otro» se concibe como la fantasía de un poder supuestamente peligroso o de algo supuestamente inferior. Así, el posterior abuso o erradicación del otro no solo se reivindican como medidas excusables, sino necesarias. El otro es aquel a quien cualquiera puede denunciar o despreciar, herir o matar impunemente.

Sin duda, el rechazo latente hacia quienes son percibidos como distintos o como extraños siempre ha existido. Y no necesariamente se ha manifestado en forma de odio. En la República Federal de Alemania casi siempre se ha expresado a modo de repulsa, fruto de férreas convenciones sociales. En los últimos años también se ha ido articulando, de manera creciente, cierta incomodidad respecto a un posible exceso de tolerancia: la idea de que quienes profesan una fe distinta, tienen un aspecto diferente o practican otras formas de amar deberían darse por satisfechos y dejar tranquilo al resto.

Es un hecho probado la recriminación discreta, pero inequívoca, de quienes afirman que, con todo lo que se les ha concedido ya, los judíos, los homosexuales o las mujeres deberían estar contentos y guardar silencio. Como si en materia de igualdad existiese un techo. Como si las mujeres o los homosexuales solo pudieran ser iguales hasta cierto punto, del que no se puede pasar. ¿Completamente iguales? Eso sería ir demasiado lejos. Significaría ser… eso, iguales.

Este particular reproche de falta de humildad va aparejado con el elogio soterrado de la propia tolerancia. […] Pero algo ha cambiado en Alemania. Ahora se odia abierta y descaradamente. Unas veces con una sonrisa y otras no, pero en demasiadas ocasiones sin ningún tipo de reparo. Los anónimos, que siempre han existido, hoy van firmados con nombre y dirección. Las fantasías violentas y las manifestaciones de odio expresadas a través de internet ya no se ocultan tras un pseudónimo. […]

Que se pueda vociferar, ofender y agredir sin freno no me parece ningún avance para nuestra civilización. No supone ningún progreso que cualquier miseria interna pueda barrerse hacia fuera, porque, en los últimos tiempos, este exhibicionismo del resentimiento haya adquirido, presuntamente, relevancia pública e incluso política. Al igual que muchos otros, no estoy dispuesta a acostumbrarme. No quiero que el nuevo placer de odiar libremente se normalice. Ni en mi país, ni en Europa, ni en ningún otro lugar.

El odio del que se hablará a continuación no es individual ni fortuito. No es un sentimiento difuso que se manifieste de repente, por descuido o por una supuesta necesidad. Este odio es colectivo e ideológico. El odio requiere unos moldes prefabricados en los que poder verterse. Los términos que se emplean para humillar; las cadenas de asociaciones y las imágenes que nos permiten pensar y establecer clasificaciones; los esquemas de percepción que empleamos para categorizar y emitir juicios están prefijados. El odio no se manifiesta de pronto, sino que se cultiva. Todos los que le otorgan un carácter espontáneo o individual contribuyen involuntariamente a seguir alimentándolo. […]

Son demasiadas las veces en las que nosotros, ya sea como objeto o como testigos de ese odio, callamos aterrorizados; porque nos dejamos amedrentar; porque no sabemos cómo hacer frente a ese griterío y al terror; porque nos sentimos indefensos y paralizados; porque el horror nos deja sin palabras. Ese es, por desgracia, uno de los efectos del odio: que comienza por trastornar a los que se ven expuestos a él, los desorienta y les hace perder la confianza.

El odio solo se combate rechazando su invitación al contagio. Quien pretenda hacerle frente con más odio ya se ha dejado manipular, aproximándose a eso en lo que quienes odian quieren que nos convirtamos. El odio solo se puede combatir con lo que a ellos se les escapa: la observación atenta, la matización constante y el cuestionamiento de uno mismo. Esto exige ir descomponiendo el odio en todas sus partes, distinguirlo como sentimiento agudo de sus condicionantes ideológicos y observar cómo surge y opera en un determinado contexto histórico, regional y cultural.

Puede parecer insuficiente. Puede parecer modesto. Cabría objetar que los verdaderos fanáticos no se darán por aludidos. Es posible; pero bastaría con que las fuentes de las que se nutre el odio, las estructuras que lo permiten y los mecanismos a los que obedece fuesen más fácilmente reconocibles. Bastaría con que quienes apoyan y aplauden los actos de odio dudasen de sí mismos. Bastaría con que quienes lo incuban, imponiendo sus patrones de pensamiento y su tipo de mirada, se viesen desprovistos de la ingenuidad imprudente y del cinismo que los caracteriza. Bastaría con que quienes muestran un compromiso pacífico y discreto ya no tuvieran que justificarse, y sí debieran hacerlo quienes los desprecian. Bastaría con que quienes, por razones obvias, ayudan a personas en situación de necesidad no tuvieran que explicar sus motivos, y sí debieran hacerlo quienes rechazan lo que es obvio. Bastaría con que quienes desean una convivencia abierta y fraternal no tuvieran que defenderse, pero sí quienes la socavan.




Carolin Emcke
: nacida Alemania  en 1967, es una periodista y escritora, doctorada en filosofía. Realizó sus estudios en filosofía, política e  historia, en las universidades Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt, en la London School of Economics y en la Universidad de Harvard. Obteniendo su doctorado en Frankfurt.Ha sido reportera y redactora de prestigiosas publicaciones alemanas como Die Zeit y Der Spiegel, como reportera debió cubrir situaciones de conflicto en  Colombia, Kósovo, Irak o Afganistán. También se ha desempeñado como docente de  teoría política y periodismo en varias universidades.Como escritora es conocida por  Stumme Gewalt. Nachdenken über die RAF( violencia muda. Reflexiones sobre la RAF) y especialmente por  Contra el odio, que ha sido publicado en español por Taurus.Su compromiso con la defensa de los DDHH ha sido reconocido con el premio  Premio de la Paz de los libreros alemanes (2016).

Fuente de los datos: Editorial Taurus y Wikipedia..

 

*Fuente: https://ethic.es/2017/07/contra-el-odio-caroline-emcke/?fbclid=IwAR3hXXFc6cdW5t0aiLKS-BXvBLtkBr1B4zwHtSTNAmjx9stGd2_z3EEtQFs.

viernes, 23 de julio de 2021

Lecturas: "Contra el odio" Carolin Emcke.

 

Portada de la edición en español.

Escrito por la periodista alemana Carolin Emcke,  es un ensayo que representa un poderoso alegato en defensa de los valores de la Ilustración, la tolerancia y el respeto mutuo entre los seres humanos.

La autora reflexiona sobre las grandes cuestiones de la actualidad: el fanatismo, el racismo, la homofobia, la discriminación, la exclusión y la hostilidad hacía "el otro".

Se trata de un libro muy actual, muy epocal, situado desde una postura crítica ante las turbulencias de nuestro mundo y que marca una fuerte postura contra los discursos de odio.

Carolin Emcke -premio de la Paz de los libreros alemanes - contrapone a los discursos de odio, un elogio comprometido de lo diverso, de lo «impuro».

«El odio solo se combate rechazando su invitación al contagio. Es necesario activar lo que escapa a quienes odian: la observación atenta, la diferenciación constante y el cuestionamiento de uno mismo.»

Carolin Emcke.



Descripción del libro (Editorial Taurus): “Racismo, fanatismo, antidemocracia... en un espacio público cada vez más polarizado se impone un pensamiento que solo permite dudar de las opiniones ajenas, nunca de las propias.

A este planteamiento dogmático, Carolin Emcke -premio de la Paz de los libreros alemanes y una de las intelectuales europeas más interesantes de su generación- contrapone un elogio comprometido de lo diverso, de lo «impuro». La respuesta a nuestros problemas actuales no puede quedar relegada sencillamente a los políticos, ya que todos somos responsables de luchar contra todas las formas cotidianas de desprecio y denigración. La democracia solo es posible si tenemos el valor de enfrentarnos al odio”.

«Emcke demuestra que el diálogo es posible, y su libro nos recuerda que es una tarea que debemos abordar.»

Fragmento del fallo del jurado del Premio de la Paz de los libreros alemanes


Carolin Emcke:
nacida Alemania  en 1967, es una periodista y escritora, doctorada en filosofía. Realizó sus estudios en filosofía, política e  historia, en las universidades Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt, en la London School of Economics y en la Universidad de Harvard. Obteniendo su doctorado en Frankfurt.

Ha sido reportera y redactora de prestigiosas publicaciones alemanas como Die Zeit y Der Spiegel, como reportera debió cubrir situaciones de conflicto en  Colombia, Kósovo, Irak o Afganistán. También se ha desempeñado como docente de  teoría política y periodismo en varias universidades.

Como escritora es conocida por  Stumme Gewalt. Nachdenken über die RAF( violencia muda. Reflexiones sobre la RAF) y especialmente por  contra el odio, que ha sido publicado en español por Taurus.

Su compromiso con la defensa de los DDHH ha sido reconocido con el premio  Premio de la Paz de los libreros alemanes (2016).

Fuente de los datos: Editorial Taurus y Wikipedia.

Comentario de cine: "Carol" (2015).

 

Afiche del filme.

Dirigida por Todd Haynes, es una película de época de temática LGBT de 2015. Cuyo guión fue escrito por por Phyllis Nagy, se basa en la novela homónima  de Patricia Highsmith.

Todd Haynes.


Está protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara, quienes encabezan un elenco formado por Sarah Paulson, Kyle Chandler, Jake Lacy, Cory Michael Smith, Carrie Brownstein, John Magaro, Kevin Crowley, Ryan Wesley Gilreath, Trent Rowland, Jim Dougherty, Douglas Scott Sorenson y  Nik Pajic.

Cate Blanchett interpreta a Carol.


Rooney Mara como Therese Belivet.


El filme se centra en la historia de Therese Belivet(interpretada por Mara), una joven empleada de una tienda de juguetes, quien conoce a Carol Aird (interpretada por Blanchett), una mujer casada que sin embargo esconde un secreto.  Pronto de desarrolla entre ellas una fuerte atracción, que las lleva a desarrollar una relación romántica.

Kyle Chandler interpreta a Harge Aird.




Sarah Paulson interpreta a Abby Gerhard 


La película reconstruye el ambiente social de los años 50 en los EEUU, una etapa conservadora, donde las sexualidades LGBT se desarrollan de forma clandestina. La acción se desarrolla en Nueva York, en el año 1952.

"Carol" fue muy bien recibida por la crítica y el público en general. Fue nominada a numerosos premios, entre ellos: 6 premios oscars: mejor actriz (Cate Blanchett), mejor actriz de reparto (Rooney Mara), mejor fotografía (Edward Lachman), mejor guion adaptado (Phyllis Nagy), mejor música original (Carter Burwell) y mejor diseño de vestuario (Sandy Powell). Nominada también  a 5 globos de oro. Fue estrenada en el Festival de Cannes, obteniendo el premio a Mejor actriz para Rooney Mara).

El director acompañado de parte del elenco.


Un filme hermoso, muy bien cuidado tanto desde lo estético, como desde lo interpretativo. Que plantea cuestiones muy importantes en torno a la lesbofobia y la  invisibilidad de las mujeres LGBT en la sociedad.

Ampliamente recomendable.


Premiere en el festival de Cannes (2015).



viernes, 16 de julio de 2021

Lecturas: "Cuerpxs Equivocadxs.Hacia la comprensión de la diversidad sexual" Adián Helien y Alba Piotto.

 

"Cuerpxs Equivocadxs" es un gran aporte en la comprensión de la diversidad sexual en general y la transexualidad en particular. El libro fue escrito por Adrián Helien (médico) y Alba Piotto (licenciada en comunicación), dos estudiosos argentinos de la diversidad sexual.

Portada editorial Paídos.


El libro busca ser al mismo tiempo un libro de ciencia y un alegato en favor de la despatologización de la comunidad trans. Fue editado por Paídos en 2012.

Descripción del libro (editorial Paídos): “Cuerpxs equivocadxs” trata la transexualidad, un tema que provoca controversias y mucha confusión, tanto en la sociedad en general como dentro de los ámbitos académicos.

De manera sencilla y a la vez comprometida, ofrece una mirada actual sobre un tema que ocupa el centro de los debates en temas de salud, derechos humanos y medios de comunicación. Fruto de la luminosa sinergia entre un médico psiquiatra y sexólogo y una periodista, este libro se orienta hacia la comprensión de la transexualidad como una manifestación más de la rica y multifacética diversidad humana.

Condimentado con historias de vida reales, la investigación periodística que sustenta este libro no descuida la explicación de base científica, y resulta en un debate apasionante sobre un tema tan candente como pendiente de resolución.         

Los testimonios de personas transexuales aquí contenidos relatan su lucha por integrar una sociedad que, en general, no los incluye y todavía rechaza la diversidad, intentando hacerlas ingresar en un molde genérico binormativo (hombre/mujer). Una sociedad que estigmatiza lo diferente, y que causa –en la mayoría de los casos– enormes sufrimientos. Cuerpxs equivocadxs se constituye, así, en un valioso aporte que busca concientizar a la sociedad en su conjunto acerca de la urgente necesidad de incluir a todas las personas sin distinción de identidad, orientación genérica y/o sexual, de forma de lograr un enriquecimiento dentro de la diversidad sexual, hasta ahora negada o estigmatizada y castigada, pero aun así, existente”.

 


Adrián Helien es médico, especialista en psiquiatría (UBA). Desde 1985 se dedica a la sexología, en aspectos clínicos, en el área de la docencia y la investigación clínica. Se desempeña en el Sector Disfunciones Sexuales de la División Urología del Hospital Carlos G. Durand. A partir del año 2005 coordina el Grupo de Atención de Personas Transexuales (GAPET) de dicho hospital. Es reconocido en el terreno de la sexología y referente en el tema de la transexualidad a partir de su vasta experiencia.

 



Alba Piotto es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Nacional de San Martín y periodista (TEA). Cursó además una maestría sobre Periodismo Digital en la Universidad de Belgrano. Desde 1995 es redactora del diario Clarín, en el que cubre temas policiales, judiciales y sociales. A partir del año 2003, escribe en su revista dominical Viva. En 2001, fue distinguida con el Premio Estímulo a la Labor Destacada en Diarios, otorgado por TEA, y en 2006 con el Premio Internacional Volvo por sus notas sobre seguridad vial. Gestiona distintos medios en línea.

Datos: Editorial Paídos.

Comentario de cine: "Fresa y chocolate” (1993)

 

“Fresa y chocolate  es una película cubana del año 1993 dirigida por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. Es una película de género dramático y uno de los primeros ejemplos de temática LGBT en el cine realizado en el Caribe. Su elenco está encabezado por los actores Jorge Perugorría, Vladimir Cruz y Mirtha Ibarra. Basada en el cuento de Senel Paz El lobo, el bosque y el hombre nuevo, el escritor fue quien realizó la adaptación del guión.

Afiche del filme.


Ambientada en La Habana de finales de los años 70 Fresa y Chocolate narra la historia de amistad entre dos jóvenes muy distintos: David y Diego. Como se denota ya en el título, la película habla de gustos: tanto en sentido figurado, los de los helados, como proprio, las diferentes orientaciones sexuales de los dos protagonistas. El helado de fresa formaba parte de los numerosos signos de reconocimiento que usaban los homosexuales en los años 70.



David (Vladimir Cruz) es un ingenuo estudiante de Ciencias Políticas en La Universidad de La Habana. Joven, comunista convencido y lleno de prejuicios e ideas doctrinarias, se aloja en una residencia de estudiantes. El grupo con el que se relaciona está supervisado por Miguel (Francisco Gattorno) miembro del Partido Comunista.



Diego (Jorge Perugorría), un joven artista culto, homosexual, individualista y escéptico, conoce por casualidad a David y se siente atraído por el estudiante. Con el propósito de mantener relaciones sexuales, lleva a su casa a David bajo el pretexto de prestarle unos libros prohibidos que difícilmente podrá conseguir en las bibliotecas públicas o en las librerías que suelen frecuentar. David, al percatarse de las intenciones del artista, las rechaza y se marcha del edificio. No obstante, pasados unos días, el recelo es vencido por la fascinación que empieza a sentir por la vida que lleva el artista, su entorno y sus ideas.



Con el paso del tiempo ambos comienzan a cultivar una amistad sincera a pesar de sus diferencias ideológicas y personales. Diego se decanta por forjar una amistad sincera superando la atracción sexual con la que empezaron a conocerse. David comenzará a mantener una relación con Nancy (Mirtha Ibarra), la íntima vecina y amiga de Diego que se dedica a la prostitución, y disfrutará de la enriquecedora amistad de Diego.






Al percatarse Miguel de esa amistad decide tender una trampa a Diego, utilizando a David, ya que al ser el artista homosexual lo considera contrarrevolucionario. El estudiante, dando largas, no participa en el proceso pero, como resultado, a Diego lo censuran y acosan en su trabajo. Al empeorar su situación personal y ante la imposibilidad de seguir viviendo en Cuba si no es trabajando en el sector de la construcción, Diego decide emigrar de la isla. Aunque David intenta convencerlo de que no se marche, la decisión del artista es firme. En la última escena, tras sincerarse ambos sobre los deseos íntimos y las motivaciones con las que se conocieron, se funden en un afectuoso y emotivo abrazo.



A través de Miguel y, al principio de la película, de David, trasparece la intolerancia de la Revolución cubana hacia los homosexuales. Aunque David, gracias a la nueva amistad con Diego, cambia de opinión. El contexto histórico y social cubano de aquellos años está plenamente integrado en la trama de la película.



Es la primera película en representación de Cuba que obtuvo una nominación, en la categoría de Mejor Película Extranjera, en los Premios Oscar de 1994. Presente en numerosos festivales de cine internacionales, como los de Berlín y Chicago,  la cinta también obtuvo el Premio Goya al mejor largometraje extranjero de habla hispana en la edición celebrada el 21 de enero de 1995. Fue uno de los hitos más importantes del cine cubano y que, por los temas tratados, fue objeto de discusión a nivel mundial. La controversia que causó fue tanta que tardó 14 años en ser emitida por la televisión nacional cubana mientras que periódicos de todo el mundo escribieron artículos sobre ella, entre otros: The Washington Post, The New York Times, El País y La Reppublica. Un dato curioso es que la Heladería Coppelia, en la que se filmó la primera escena de Fresa y Chocolate, se ha vuelto un destino muy popular entre los fanáticos del cine.

FUENTES:

https://sorbosdecuba.wordpress.com/2018/05/10/fresa-y-chocolate-el-controvertido-helado-cubano/

https://es.wikipedia.org/wiki/Fresa_y_chocolate

Comentario de Matías Silva.

jueves, 15 de julio de 2021

Adolescencias robadas- Por Bruno Bimbi(*).

 


Estábamos reunidos en una plaza. Éramos compañeros del secundario y creábamos una agrupación estudiantil. Era casi de noche. El chico rubio me llamó tanto la atención que, de repente, me olvidé del tema de discusión, sin entender ni preguntarme por qué. Sólo supe — así, sin dudas — que nos haríamos amigos, porque ‘amigo’ era lo único que concebía que pudiera ser de otro chico. No entendía por qué tenía un deseo tan fuerte de comenzar una amistad con alguien a quien apenas conocía, pero lo cierto es que nos hicimos muy amigos.

Cuando nuestra amistad ya era tan importante que no entendíamos cómo haríamos para vivir sin ella, el chico rubio me convenció de lo que mis compañeras no habían podido: que me vistiera más moderno, que me cortara el pelo con más onda, que además de ir a reuniones del centro de estudiantes, fuera a boliches y fiestas, que hiciera cosas prohibidas para menores de dieciocho antes de cumplirlos, que me divirtiera más. Y me vestí con la ropa que él me regalaba, me corté el pelo igual a él, salí a bailar con él, nos divertimos juntos.

Él se levantaba a todas las minitas. Yo lo acompañaba, lo esperaba, lo escuchaba cuando él me contaba; yo no me daba cuenta. Un día estábamos tirados en el balcón de su casa y me dijo que estaba tan caliente — éramos adolescentes, las hormonas enloquecidas — que cogería hasta conmigo, y hoy recuerdo que pensé lo que en ese momento no registré que acababa de pensar. Fue un flash, un impulso, un escalofrío; después la censura y el olvido, todo en una fracción de segundo. No le contesté. Cambiamos de tema y el tiempo pasó y él siguió cambiando de novias y a mí me eligieron secretario general de la juventud del partido y un día me di cuenta de que ya tenía veintitrés y el sexo me aburría. El sexo me aburría.

Era como una promesa incumplida. Yo ejercía mi mandato, más por obligación que por ganas, imitando a los demás, pero no recibía a cambio los placeres que mi amigo me contaba luego de sus incursiones en el cuerpo femenino. Lo peor era el beso: no tenía gusto a nada. Era un trámite necesario para ponerla, una entrada que había que pagar para pasar al siguiente nivel, con algo de satisfacción física seguida de una incomprensible sensación de que algo no funcionaba. Se me terminó la adolescencia y no llegué a descubrir la combinación de la cerradura que abriera la puerta al paraíso que mi amigo juraba que existía y que yo, claro, fingía conocer.

Años después, una noche, por casualidad — o quizás no —, otro amigo heterosexual me llevó a conocer un boliche gay. Yo fui porque él insistió que era divertido, aunque no me cabía eso de ir a un lugar de putos. Pero volví, con excusas tan malas como las que aquella noche habían justificado mi interés por el rubio. Y poco después, un amigo de otro amigo, en el boliche de putos, no me creyó que yo nada que ver y me buscó varias veces un beso, hasta que la testosterona se cruzó con una burbuja de champán en un torrente sanguíneo acelerado y no aguanté más y por qué no se lo iba a dar si yo también me moría de ganas. El descubrimiento fue instantáneo: eso era el beso. Después, claro, el sexo; la cerradura se abrió. ¡No era aburrido! Ahí estaban los placeres de los que me hablara mi amigo rubio. Eran tal cual.

Y entonces ya no necesité darme cuenta. La censura se evaporó. Algo no había pasado en aquellos años de mi adolescencia y, cuando al fin estuvo todo claro, sentí que me la habían robado. De todas las cosas de la vida que nos prohibieron a los gays, la adolescencia es la más injusta.

Quiero que me la devuelvan. Quiero vivir cada experiencia en el momento justo. Quiero tener mi primer novio a la misma edad en que mis amigos tuvieron su primera novia y que los primeros besos sean torpes, experimentales, llenos de sorpresas, y descubrir el sexo con inocencia y emborracharme cuando todavía no tenía edad para hacerlo y que me pongan amonestaciones que no sean por una causa justa, sino por una divertida, y hacer las cosas prohibidas para menores de dieciocho antes de cumplir los dieciocho. Quiero que el pibe rubio me vuelva a decir que está tan caliente que lo haría conmigo y hacerlo con el pibe rubio en su casa, esa tarde, en pleno verano, en plena adolescencia, con las hormonas enloquecidas.

Las experiencias pérdidas son irrecuperables, porque nunca más estaremos ahí para saber cómo hubiesen sido. Cuando hablamos de la educación sexual en la escuela, la que tanto asusta a los dinosaurios, la que yo no tuve, estamos hablando también de esas adolescencias no realizadas, de esos deseos censurados, de esas experiencias no vividas. Por el bien de los pibes que todavía están a tiempo de no perdérsela, de librarse del armario, de madurar sin fantasmas medievales que los persigan, necesitamos romper con las barreras que hacen de nuestra sociedad un lugar menos amigable para algunos.

A la película de Pablo Rago que nos pasaron los de Johnson & Johnson en primer año le faltaba una parte de la historia. Nos mintieron, porque nos contaron un mundo en el que nosotros no existíamos. Nos quitaron el derecho de vivir las mismas cosas que nuestros amigos vivían mientras nosotros nos las perdíamos porque sólo venían en formato chico + chica y nadie nos había avisado que nosotros podíamos ser — y no tenía nada de malo que fuéramos — diferentes.

 

  Aclaración: Publiqué este texto por primera vez en 2009, en la contratapa del diario Crítica de la Argentina. Esta semana, el parlamento de San Petesburgo aprobó una vergonzosa ley que prohíbe y criminaliza cualquier mención a la diversidad sexual en las escuelas y hasta podría ser usada para prohibir las marchas del orgullo y otras formas de manifestación pública da diversidad sexual, con el argumento de que se trata de formas de “propaganda de la homosexualidad” hacia los menores. Esta legislación tendrá como primera consecuencia directa la ilegalización de la educación sexual y de los programas contra el bullyng homofóbico en el ambiente escolar. El sitio Dos Manzanas viene haciendo buenos informes sobre el tema. Los argumentos usados por los legisladores rusos son una colección de demostraciones de ignorancia, prejuicio y mala fe pero, más allá de cualquier otra consideración, me pareció importante resaltar, volviendo a este texto, que lo que está en juego es el derecho de muchos niños, niñas y jóvenes a ser felices y no perder una etapa importante de sus vidas, que nadie te devuelve después. La homofobia que se sufre en la niñez y la adolescencia es la que más se sufre, la que más duele y la que más consecuencias psíquicas produce, que dejan marcas para el resto de la vida. Es con eso que están jugando. Y, sea por homofobia, sea por ignorancia, sea por mero oportunismo político, debería darles vergüenza. 

 

 

 


*Bruno Bimbi: (Avellaneda, 1978) es periodista, escritor y doctor en Estudios del Lenguaje por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, donde antes realizó una maestría en Letras. Vivió durante diez años en Río de Janeiro, donde trabajó como corresponsal de Todo Noticias. Ha publicado sus artículos, entre otros medios, en Veintitrés, Newsweek, Noticias, Página/12, Crítica de la Argentina, Tiempo Argentino, Caras y Caretas, O Globo, Folha de São Paulo y New York Times en español, y cubrió la última campaña presidencial brasileña para el programa radial de Ernesto Tenembaum. Como parte de su activismo, Bimbi fue secretario de Relaciones Institucionales y Prensa de la Federación Argentina LGBT y uno de los responsables de la estrategia política que llevó a la aprobación del matrimonio igualitario en Argentina. Fue el tema de su primer libro, “Matrimonio igualitario. Intrigas, tensiones y secretos en el camino hacia la ley” (2010), también editado en Brasil con el título “Casamento igualitário” (2013). Tras la aprobación de la ley en Argentina, coordinó junto al activista brasileño João Júnior la campaña que conquistó ese derecho en Brasil –liderada por el ex diputado gay Jean Wyllys, de quien fue su principal asesor en el Congreso– y luego ayudó a organizarla en Ecuador. Ahora vive en Barcelona, donde cursó el máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra. Continúa escribiendo para la web de TN y es miembro del consejo editorial de la revista digital española CTXT. Llegó a España a comienzos de 2019 escapando del gobierno fascista de Jair Bolsonaro, que ha empujado a muchos activistas de derechos humanos al exilio. La primera edición de El fin del armario fue realizada por Marea en 2017 y luego publicada con éxito en Brasil, Perú, España, México y Portugal, mientras aguarda su publicación en otros países.

 

Datos del autor: Editorial Marea.

Este texto es uno de los que se encuentran en el libro “El fin del armario”. Nosotros lo tomamos del blog de TN.

 

Fuente:http://blogs.tn.com.ar/todxs/2012/03/01/adolescencias_robadas/


lunes, 12 de julio de 2021

Olympe de Gouges, la feminista guillotinada por los revolucionarios franceses que no reconocieron sus derechos (*)

 

Por Fernanda Jara

8 de Marzo de 2017

"Hombre, ¿eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta, al menos no le quitarás ese derecho. Dime, ¿quién te ha dado el soberano poder de oprimir a mi sexo?". Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, 1791.




Olympe de Gouges(1748-1793).

Nació el 7 de mayo de 1748 en Montauban, Francia. Sus padres, de origen burgués, la bautizaron Marie Gouze y en 1465, arreglaron su matrimonio con un hombre mucho mayor —costumbre de la época— cuando apenas tenía 17 años, habiendo quedado viuda y con un hijo a los 19. Nunca más volvió a casarse porque la experiencia del matrimonio, al que calificó como "tumba de la confianza y del amor", no sólo representó para ella desamor sino el deseo de determinación e independencia femenina, jamás pensado entonces.

Su origen acomodado le posibilitó estudiar y darle buenos estudios a Pierre Aubry, su hijo, con quien se mudó a París en 1770. Allí frecuentó salones literarios y conoció a la élite intelectual del Siglo de Oro francés. Cuatro años más tarde arrancó su carrera literaria apadrinada por el poeta Jean Jacques Lefran de Pompignan, de quien se sospechaba que sería hija biológica. Por esos años comenzó a firmar sus textos con distintos seudónimos hasta que, más tarde, adoptó el que la hizo trascender hasta el presente, Olympe de Gouges.

Entre esos primeros escritos dejó importantes obras de teatro que llegaron a escena cuando logró montar una compañía de teatro itinerante que recorría París. Fue tal el impacto generado por esas piezas que pronto comenzaron a ser representadas en toda Francia. La obra más conocida —La esclavitud de los negros (L'esclavage des noirs), de 1792— fue inscrita en el repertorio de la Comédie-Française en 1785 con el título de Zamore y Mirza, o el feliz naufragio (Zamore et Mirza, ou l'heureux naufrage). En esa representación, Olympe pretendía llamar la atención sobre la condición de los esclavos, cosa que la llevó a enfrentarse con los miembros de la Comédie, que dependía económicamente de la Corte de Versalles donde muchos nobles se enriquecían con la trata de personas negras, y con comerciantes de altamar  (el 50% del comercio exterior recibía ingresos por las colonias negras). Como resultado, de Gouges fue encarcelada en la Bastilla, pero fue liberada al poco tiempo por la influencia de sus amistades.

Fue abolicionista de la esclavitud. 


Con la Revolución Francesa su obra fue, finalmente, representada en la Comédie Française, pese a las presiones y amenazas del lobby colonial. Sin notarlo, quizás, se había convertido en la primera voz que reclamaba la abolición de la esclavitud: en ese tono, escribió ensayos que la llevaron a ganar la admiración y apoyo de los principales referentes del movimiento abolicionista como el abate Grégoire y el diputado girondino Brissot. A eso siguieron las publicaciones de panfletos políticos que llegaron al Periódico General de Francia. En uno se refería al proyecto de impuesto patriótico [lo desarrollará más tarde en su famosa Carta al pueblo (Lettre au Peuple)] y en otro dibujaba un amplio programa de reformas sociales. Estos escritos fueron dirigidos a los representantes de las legislaturas de la Revolución, a los clubes patrióticos y a personalidades que ella admiraba. Luego fundó varias Sociedades Fraternas para ambos sexos.

En 1785, publicó para el teatro francés una fuerte denuncia en contra de la la esclavitud y tres años después fue recibida por los abolicionistas en la Sociedad de Amigos Negro. En 1789 escribió una secuela de la unión de Figaro de Beaumarchais en la que denunció el matrimonio de las niñas y los defensores de la emancipación de la mujer forzada.

 

Su participación en la Revolución Francesa y su legado para el feminismo


Cuando se produjo la Revolución Francesa en 1789, Olympe tenía cuarenta años y había redoblado su actividad militante multiplicando, también, la producción de folletos y panfletos en los que exigía la igualdad de derechos de todos los ciudadanos independientemente de su sexo, color de piel o ingresos, pero también exigía el derecho al divorcio (que será respondida a partir del 20 de septiembre de 1792).

La Toma de la Bastilla, 14 de julio de 1789.


En 1791 se produjo un hecho bisagra en la historia y para ella: la Asamblea Constituyente aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, texto fundamental de la Revolución Francesa que significó los cimientos para alzar el nuevo régimen que traspasó las fronteras de ese país y que aún forman parte de los gobiernos democráticos (los conceptos claves son la división de poderes, la soberanía, las libertades del hombre como la opinión, libertad de prensa, culto, la igualdad jurídica, la propiedad jurídica y el pago de impuestos según los ingresos de cada individuo). Pero el hecho digno de una revolución social y política no lo fue tanto puesto que limitaba el alcance de esos derechos: el voto estaba relegado para los ciudadanos activos, o sea varones de más de 25 años que pagaran una contribución directa igual o superior al valor de tres jornales. Eso reducía a un escaso 15% de la población la cantidad total de electores. Todos los hombres menores de 25 años, las personas sin residencia fija y las mujeres eran considerados ciudadanos pasivos y no tendrían derecho de participación en la vida pública.

Al no poder obviar esos "detalles", Olympe decidió parafrasear ese escrito con su famosa Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana que comenzaba con las siguientes palabras: "Hombre, ¿eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta". El texto tiene una dedicación a la reina María Antonieta: "La mujer que tiene el derecho de subir al cadalso, también debe tener el derecho a subir a la tribuna" (Art. X). Además, denunció la pena de muerte y reclamó el derecho al voto, independientemente del género. Su texto es uno de los primeros que proponen la emancipación femenina en sentido de igualdad de derechos y la equiparación jurídica y legal.

"La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana constituye por sí misma un alegato brillante y radical en favor de las reivindicaciones femeninas y una proclama auténtica de la universalización de los derechos humanos", definen hoy algunos historiadores.

El 3 de noviembre de 1793 fue guillotinada. 


Lo hizo siguiendo el pensamiento de Montesquieu (separación de poderes), pero también apoyó los primeros albores de la monarquía constitucional, en un principio, luego adhirió a la causa republicana y se opuso a la condena a muerte de Luis XVI en 1793. Fue partidaria de los girondinos y advirtió sobre los riesgos de la dictadura criticando duramente la política de Robespierre y Marat. Ese partidismo, después de que éstos fueran eliminados de la escena política en junio de 1793, causó su detención en agosto de ese año bajo la acusación de ser la autora de un cartel a favor de ellos. En prisión fue herida y padeció serias infecciones que lograron su traslado y para que su detención le fuera más soportable empeñó sus joyas.

En prisión reclamó sin descanso ser juzgada para poder defenderse de las acusaciones y evitar al Tribunal Revolucionario. Su arma eran los panfletos y a ellos acudió por su causa: "Olympe de Gouges en el Tribunal revolucionario" y "Una patriota perseguida", decían sus últimos textos.

El 2 de noviembre de 1793, 48 horas después de que fueran ejecutados sus amigos girondinos, Olympe fue llevada ante el Tribunal Revolucionario sin poder disponer de abogado. Se defendió con valor e inteligencia en un juicio sumario que la condenó a muerte por haber defendido un estado federado, de acuerdo con los principios girondinos. Fue guillotinada 3 de noviembre de 1793. Según la declaración de un inspector de la policía y de la información del periódico contrarrevolucionario Le Journal, Olympe de Gouges subió al cadalso con valor y dignidad. Su hijo, Pierre Aubry, renegó de ella públicamente poco después de su ejecución, por temor a ser detenido.


De puño y letra: La "Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana" que escribió Olympe de Gouges en 1791



I – La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común.

II – El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión.

III – El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es más que la reunión de la mujer y el hombre: ningún cuerpo, ningún individuo, puede ejercer autoridad que no emane de ellos.

IV – La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los otros; así, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer sólo tiene por límites la tiranía perpetua que el hombre le opone; estos límites deben ser corregidos por las leyes de la naturaleza y de la razón.

V – Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben todas las acciones perjudiciales para la sociedad: todo lo que no esté prohibido por estas leyes, prudentes y divinas, no puede ser impedido y nadie puede ser obligado a hacer lo que ellas no ordenan.

VI – La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las ciudadanas y ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de sus representantes. Debe ser la misma para todos; todas las ciudadanas y todos los ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos.

VII – Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en los casos determinados por la Ley. Las mujeres obedecen como los hombres a esta Ley rigurosa.

VIII – La Ley sólo debe establecer penas estrictas y evidentemente necesarias y nadie puede ser castigado más que en virtud de una Ley establecida y promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicada a las mujeres.

IX – Sobre toda mujer que haya sido declarada culpable caerá todo el rigor de la Ley.

X – Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; si la mujer tiene el derecho de subir al cadalso, debe tener también igualmente el de subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el orden público establecido por la Ley.

XI – La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los derechos más preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la legitimidad de los padres con relación a los hijos. Toda ciudadana puede, pues, decir libremente, soy madre de un hijo que os pertenece, sin que un prejuicio bárbaro la fuerce a disimular la verdad; con la salvedad de responder por el abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley.

XII – La garantía de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una utilidad mayor; esta garantía debe ser instituida para ventaja de todos y no para utilidad particular de aquellas a quienes es confiada.

XIII – Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, las contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas; ella participa en todas las prestaciones personales, en todas las tareas penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución de los puestos, empleos, cargos, dignidades y otras actividades.

XIV – Las Ciudadanas y Ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o por medio de sus representantes, la necesidad de la contribución pública. Las Ciudadanas únicamente pueden aprobarla si se admite un reparto igual, no sólo en la fortuna sino también en la administración pública, y si determinan la cuota, la base tributaria, la recaudación y la duración del impuesto.

XV – La masa de las mujeres, agrupada con la de los hombres para la contribución, tiene el derecho de pedir cuentas de su administración a todo agente público.

XVI – Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni la separación de los poderes determinada, no tiene constitución; la constitución es nula si la mayoría de los individuos que componen la Nación no ha cooperado en su redacción.

XVII – Las propiedades pertenecen a todos los sexos reunidos o separados; son, para cada uno, un derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser privado de ella como verdadero patrimonio de la naturaleza a no ser que la necesidad pública, legalmente constatada, lo exija de manera evidente y bajo la condición de una justa y previa indemnización.






*Publicado en “Infobae” el 08/03/2017.

Fuente:  https://www.infobae.com/sociedad/2017/03/08/olympe-de-gouges-la-feminista-guillotinada-por-los-revolucionarios-franceses-que-no-reconocieron-sus-derechos/

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